Orígenes e historia del mueble

La historia del mueble forma parte de la evolución de la humanidad, aunque si buscamos referencias realmente trascendentales tenemos que remontarnos al Antiguo Egipto. En esa época el taburete fue el mueble más utilizado independientemente de clases sociales. Existían otro tipo de muebles, como las sillas y las camas que solamente se empleaban en las familias mejor posicionadas.

En la Antigua Grecia la madera era el material utilizado para fabricar los muebles y ésta se recubría con metales o maderas más finas. Para decorarlo se solía pintar. Las mesas eran trípodes de madera y tenían un tamaño pequeño. Las camas de la habitación para dormir consistían en una montaña de pieles. Luego se creó el “Kline”, que permitía tanto acostarse como comer. Las opciones para sentarse consistían en sillas de patas curvas con un respaldo un poco inclinado y los cofres también se utilizaban como asientos, siendo una forma común de amueblar las casas.

Imperio Romano: Durante el Imperio Romano, junto con la madera se usó el bronce como material de fabricación. Se cubría a veces con plata y en otros casos, los metales preciosos eran utilizados con la misma finalidad. A veces se realizaban incrustaciones o cincelados. Existía una gran variedad de mobiliario, sin embargo en las casas no se utilizaban en demasía. Había 5 tipos de mesas diferentes que se caracterizaban por sus variadas formas y las cantidades diferentes de patas que tenían. Sobre los tipos de asientos, los más populares de esta época fueron los taburetes: taburetes con respaldo, taburetes sin brazos y durante los convites, sillones y lechos.

Paleocristiano-Bizantino: Además de los diferentes muebles construidos con madera, también los había construidos en metal. Las mesas eran armazones de madera puestos sobre caballetes, algo rústicas como se puede suponer. En esta época se dejó de comer en las camas pasando a ser éstas el lugar de descanso. Estas camas tenían cabeceras elevadas que se solían decorar con cortinajes y diferentes telas.

Respecto al período gótico se puede destacar que allí surgen los tan conocidos armarios. El uso del dosel en las camas fue característico en Francia. Los asientos más famosos de esta época fueron la silla tijera y el taburete de tres patas.

Es en el Renacimiento cuando los dormitorios se vuelven el sitio en donde solamente se descansa; ya no se utiliza para comer en él. Si analizamos el mobiliario español, notamos la presencia del bargueño y la diversidad de estilos. El sillón frailero fue el asiento característico: con asiento y respaldo almohadillado y en algunos casos con cuero repujado. Sus patas eran cuadradas.

El Barroco se caracterizó por el mobiliario francés y este por la influencia de Luis XIV, conocido como “el Rey Sol”. Se trató de un mueble rico por donde se lo mire y también macizo. Durante el período Neoclásico las formas de los muebles se vuelven más geométricas y sus líneas rectas. En la época del Imperio y del Romanticismo se puede considerar el fin de los muebles históricos. A partir de aquí se desarrollan nuevos y diferentes estilos pero son en cierta forma desviaciones de estilos anteriores.

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