Formación continua para una enseñanza bilingüe

Empieza el curso escolar. Los más pequeños son fuente de noticias en múltiples medios de comunicación. La televisión, la prensa, Internet…, todos hablan de ellos, de cómo lo viven, de los mejores consejos de cara a esta nueva etapa que comienza, etc. Sí, los más pequeños y los no tan pequeños empiezan, y lo acusamos a diario porque hace tiempo que han empezado ya las campañas comerciales en las que nos venden todos esos artículos que nuestros chicos van a necesitar en breve.

Durante este verano habrá quienes hayan tenido que estudiar; quienes, por el contrario, no hayan tocado un libro en los casi tres meses de vacaciones, o quienes lo hayan aprovechado para aprender inglés, hacer algún curso y llegar de nuevo a clase con el idioma “fresquito”.

Y es que, desde que se va imponiendo la enseñanza bilingüe en los colegios españoles, no deja de ser este asunto un tema de los más comentados; y no solo por las ventajas o desventajas que suponen para los alumnos, sino por lo que significa para el profesorado.

Los chavales y los jóvenes estudiantes no empiezan solos. El comienzo del curso escolar constituye también una nueva etapa para sus profesores, y como decíamos, la enseñanza bilingüe en los colegios españoles obliga a sus alumnos a “ponerse las pilas” en materia de inglés, pero también obliga a sus profesores a refrescar sus conocimientos y seguir estudiando y perfeccionando este idioma, un colectivo profesional que se ha encontrado con la necesidad de recibir una formación continua en esta materia, a la que el mercado ha respondido rápidamente con ofertas de cursos de inglés para profesores. En este sentido, varias son las instituciones que anuncian sus ofertas “online” por la comodidad y facilidad que este medio otorga a sus usuarios.

Y es que el término bilingüismo, tan usado en los colegios últimamente, es aplicable no solo a los alumnos que acuden a este tipo de centros. A los encargados de conseguir que los estudiantes terminen esta etapa de su educación con un conocimiento profundo del idioma inglés y una soltura en el manejo de esta lengua, se les pide, ahora más que antes, que sean ellos también, precisamente, bilingües.

La formación continua y el constante aprendizaje, así como el reciclaje de conocimientos, constituyen aspectos positivos, no hay duda. Sin embargo, y ante un posible “endurecimiento” de los requerimientos para ser profesor de idiomas, se nos plantea la cuestión de si estos no deberían ir encaminados, a su vez, a un perfeccionamiento de otras facetas que puedan serles también de ayuda de cara al trato con chavales y adolescentes.

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