El mundo de la fotografía a nivel amateur ha cambiado muchísimo en pocos años.
Hasta hace no demasiado tiempo, sólo existían las cámaras de fotos analógicas, que funcionaban con carrete. Solían tener una capacidad limitada de fotografías, siendo las más comunes de 24 ó 36 fotografías.
El usuario de la cámara se iba de vacaciones o donde fuese, e iba disparando las fotografías. No podías ver cómo había quedado, ni borrarlas si no te gustaban. Tenías que esperar a terminar el carrete, llevarlas a una tienda de revelado, y entonces comprobabas qué tal habían salido.
Ahora, todo es mucho más fácil. Con una cámara con tarjeta de memoria puedes hacer miles de fotos (depende de la resolución que escojas), ir viendo qué tal han quedado, y borrar las que salen mal. No hay posibilidad de error. Además, luego se guardan en un CD o en el ordenador, y ya está, te olvidas de ir a la tienda.
Todo este prólogo lo hago para romper una lanza al método tradicional.
Por supuesto, parece que todo son desventajas, con un pero: al final, tenías las fotos en papel, impresas. Puede ser un punto de vista nostálgico, pero creo que es una mejor forma de conservar recuerdos, que al fin y al cabo, es para lo que se hacen las fotografías, por lo menos a nivel de usuario medio, el que las usa para vacaciones, o para tener fotografías con su familia, etc.
Por tanto, no diré que hay que volver a usar las cámaras de carrete, por supuesto. Es mucho mejor poder comprobar en el acto qué tal ha salido una foto, y repetirla si hace falta.
Pero sí defiendo la opción de revelar fotos. Acudir a cualquier tienda de revelado online, y revelar por lo menos las fotos que más gusten. Unas fotografías en CD o en ordenador pueden terminar perdiéndose o dañándose, en el caso del CD; o borrándose, en el caso del ordenador. Pero un álbum de fotografías, con sus fotos dentro, jamás se perderá.
En resumen, creo que hacer un revelado de fotos online es aconsejable, y la mejor manera de asegurarse el conservar los recuerdos.